Bitácora de una Sissy

Relato de una sesión lezdom con pareja D/s

A continuación os quiero deleitar con el relato de una de las maravillosas sesiones que he tenido como mentora y guía de una pareja formada por una Dómina (Marquesa) y su sumisa (sissy Bloom). Estoy muy orgullosa de guiarlas en su camino como pareja, darles ideas, instruirlas, vivir fantasías juntas, como su mentora y guía BDSM y en su evolución como pareja D/s. Además, aprovecho para dar visibilidad a la dominación lésbica o lezdom, algo muy desconocido incluso para mucha gente del BDSM.

El siguiente relato fue escrito por Sissy Bloom, una descripción intensa muestra de los sentimientos encontrados, los que fluyen antes, durante y después de la catarsis que son las sesiones BDSM conmigo.

Dominación lésbica de dos Amas

La última sesión fue diferente a cualquiera que haya vivido antes. Mi Mistress (Mistress Bibianne) está enfocada en mi crecimiento personal, además de mi crecimiento como Su sumisa. Ella es consciente de que la sensación de pasar vergüenza me provoca una profunda angustia y malestar.

De hecho, creo que esta es precisamente la razón por la que la humillación me resulta tan sexualmente excitante: parece ser un mecanismo compensatorio interno que mi psique ha desarrollado para confrontar esa sensación de vergüenza, hallando así placer sexual en la ridiculización.

Para enfrentarme a este reto, mi Mistress decidió que en esta ocasión debía transformarme en Madonna para ella y para mi Marquesa, y llevar a cabo una interpretación de “Like a Virgin”.

La transformación y el control sobre mi imagen también son aspectos que me excitan profundamente. La elección de mi Mistress de ese look específico para mí en esta sesión aumentó mi deseo enormemente. Me envió una foto del look que debía emular: Madonna luciendo lencería negra, un corpiño cónico al estilo “bullet bra” y el pelo rizado. Su visión para esta sesión fue una mezcla perfecta de desafío y excitación. Además, el hecho de que me diera la orden justo después de la sesión anterior me llenó de entusiasmo, al pensar que ya estaba planeando cómo divertirse conmigo en nuestra próxima sesión.

Mi transformación

En mi búsqueda de más imágenes de Madonna “Vogue”, encontré una performance en la que ella lucía ese mismo estilo de corpiño cónico, pero sobre una camisa y corbata. Dado que también tengo un fetiche por los uniformes de oficina y la estética de secretaria, y considerando que ya comenzó a hacer frío en la ciudad, pensé que sería una buena oportunidad para añadir eso sobre la lencería que mi Mistress me había mandado usar.

Además, para lograr rizarme el cabello de manera adecuada, conseguí una cita en una peluquería antes de la sesión. Sin embargo, todos esos planes y la meticulosa preparación se vinieron abajo rápidamente cuando, en la peluquería, calcularon mal los tiempos. De repente, me encontré con que estaba retrasada para llegar a la sesión. Al comunicar de mi situación, mi Marquesa respondió que Ella y mi Mistress comenzarían sin mí debido a mi retraso, una imagen que me excito muchísimo, haciendo volar mi imaginación. De igual manera, traté de acelerar lo más posible el proceso en la peluquería, lo cual, naturalmente, afectó la calidad del resultado. Esto fue particularmente evidente en el acabado rizado de mi flequillo, que quedó muy mal y ridículo. Un error que no pasó desapercibido para mi Mistress, quien me lo hizo notar cuando finalmente me presenté ante ella, con media hora de retraso. /STRIKE 1/

Como siempre, ella estaba increíblemente sexy, esta vez vestida con un corset azul eléctrico, un pantalón ajustado negro y unas botas bucaneras acordonadas que se conectaban con ligas a su cinturón. Mi Marquesa, por su parte, estrenaba unas botas bucaneras de vinilo que la hacían lucir imponente, complementadas con un conjunto de pantalón ajustado y top negros. A continuación, mi Mistress me ordenó quitarme el abrigo, revelando mi atuendo: una falda lápiz de cuero, camisa blanca de satén y corbata. Observó mi vestimenta con desaprobación, señalando que no se correspondía con la imagen que ella me había enviado, a pesar de que la camisa le gustó bastante. /STRIKE 2/

Intenté justificarme en vano, pero era consciente de que, en solo unos minutos, ya había fallado en dos instancias. Después de terminar de desvestirme y mostrar la lencería que mi Mistress había elegido para mí, mi Marquesa y Mistress me colocaron un antifaz y me posicionaron en un potro cercano.

Allí, mi Marquesa procedió a introducirme un plug metálico en mi orificio trasero, mientras mi Mistress deslizaba sus uñas por mi espalda, evaluando lo fácil que le era marcarme. A pesar de una resistencia inicial, mi Marquesa me logra introducir el plug, pero no fui capaz de retenerlo, dejándolo caer al suelo una y otra vez, lo que generó gran frustración tanto para mí como para mis Dóminas, constituyendo así mi tercer fallo de la tarde. /STRIKE 3/

Prosigue mi humillación

Luego de esto, mi Mistress me entregó el nuevo juguete de la sesión, una varita mágica rosada, diciéndome que sería mi micrófono para la actuación de ese día. Me instruyó a buscar la canción “Like a Virgin” de Madonna en YouTube y cantarla para ella y mi Marquesa con mi “nuevo micrófono”. Dos días antes, mi Marquesa me había indicado que debía aprenderme esa canción. Sin duda, me esforcé en hacerlo durante ese tiempo.

Aprender la primera estrofa y el estribillo fue relativamente sencillo, pero las segunda y tercera estrofas, con solo 48 horas de anticipación, resultaron ser un desafío mucho mayor. Así, comencé mi performance como la muñeca sissy Madonna Vogue. La interpretación fue un desastre. Entré a destiempo porque el video comenzó antes de que pudiera estar lista y preparada y luego del primer estribillo, olvidé la letra y comencé a murmurar, intentando seguir el ritmo hasta el próximo estribillo. Consumida por la vergüenza y sintiéndome expuesta y ridícula al interpretar la canción, no pude evitar fracasar por cuarta vez en esta sesión. /STRIKE 4/

Con unas tarjetas que habían preparado, mi Mistress y mi Marquesa expresaron su descontento dándome un puntaje muy bajo y me ordenaron repetir la interpretación. En mi segundo intento, me fue mucho mejor; empecé a sentirme menos inhibida y con más confianza. Afortunadamente, el video que puse esta vez tenía las letras de la canción, lo que me ayudó a continuar cantando más allá del primer estribillo. Lamentablemente, cuando mi Mistress se dio cuenta de que estaba leyendo las letras en lugar de cantar de memoria, no quedó complacida. Yo no había considerado que esto constituiría un incumplimiento.

Por lo tanto, aunque mi interpretación mejoró, no fue suficiente para satisfacer a mi Mistress. Se me ordenó realizarlo una tercera vez, esta vez sin hacer trampa y, además, moviéndome más con el cuerpo. Para esta tercera interpretación, mi Mistress y Marquesa me ataron las piernas y la mano que no sostenía mi micrófono con cuerdas, convirtiéndome en su marioneta, una imagen que me excito muchísimo. Y así, cuando comencé a cantar la canción por tercera vez, ellas me movían me empezaron a mover a su antojo al compás de la música.

Después de este intento, el puntaje fue más generoso. Mi Mistress aprovechó la oportunidad para convertir esos números finales en un retrato poco halagador de mi persona, lo cual, me excitó mucho. En especial cuando se burló nuevamente de mi flequillo, que estaba tan ridículamente peinado. Confesé que había estado evitando mostrarme en público con el flequillo que mi Mistress me había hecho en la sesión pasada, ya que también me hacía sentir ridícula.

Ella reafirmó que ese era el peinado que había elegido para mí y que yo debía llevarlo con orgullo. Este punto fue algo que mi Marquesa me recalcaría constantemente en la semana siguiente, cada vez que intentaba peinarme el flequillo de otra manera. Acto seguido, mi Mistress me preguntó qué otras habilidades tenía para entretenerlas. Me quedé completamente sin ideas. Afortunadamente para mí, ella entendió que claramente mi lengua era más apta para lamer que para hablar, y me ordenó comenzar a lustrar con ella las nuevas botas de mi Marquesa.

Mientras tanto, mi Mistress elogiaba lo bien que le quedaban las botas, algo que me parecio muy sexy y agradó mucho. Después de dar brillo a las botas, pregunté si debía hacer lo mismo con las suelas, pero mi Mistress me indicó que no era necesario y me ordenó volver a incorporarme.

Luego me pidió que me levantara más mi falda, exponiendo así mi “sissy clit” encerrado, y decidió darme permiso para liberarme de la jaula. Mientras procedía con la orden y me la estaba quitando, la jaulita, que ya había sufrido varios percances, se terminó de romper.

Ignorando la rotura, mi Mistress tomó la varita mágica y asignándole un nuevo uso a mi “micrófono”, procedió a introducírmelo en la boca. A diferencia de mi penosa interpretación cantando, ahora sí me sentí cumpliendo mi función, ya que con mi gran boca logré recibirlo muy profundamente.

Al principio, la vibración era bastante intensa y me dificultaba escuchar, pero mi Mistress redujo la vibración y me ordenó que me tocara.

En las sesiones pasadas, cuando mi Mistress y Marquesa me ordenaron que me tocara, no había logrado eyacular, y estaba decidida a que esta vez no se repitiera esa situación. Me propuse eyacular como fuera posible, pero, paradójicamente, esa misma presión fue la que me impediría alcanzar el punto necesario para lograrlo. Unos momentos más tarde, mi Mistress retiró el “micrófono” y, acto seguido, mi Marquesa me escupió en la boca, lo cual me excitó tanto que pensé que esta vez sí lograría eyacular. Mi Mistress volvió a introducirme el “micrófono” en la boca, y mi Marquesa anunció que contaría hasta diez.

Si no lograba eyacular en ese tiempo, tendría que volver a casa una vez más sin haberlo conseguido. A pesar de que la escena me resultaba intensamente excitante, con el avance del conteo me di cuenta de que no podía mantener el nivel de excitación necesario para eyacular. Traté de pensar en situaciones humillantes que en otras circunstancias me habrían llevado al clímax, pero, estando fuera de mi rutina habitual, comencé a sentir cómo, una vez más, el orgasmo comenzaba a escapárseme. Finalmente, el conteo llegó a diez y me sentí habiendo fallado por quinta vez en la sesión, un número de fracasos que nunca antes había experimentado en una sesión con un dominante. /STRIKE 5/

Epílogo

La sesión llegó a su fin, y me invadió la frustración por haber fallado tantas veces en cumplir órdenes que, en apariencia, eran simples. Me asaltó el temor de que mi Mistress pudiera verme como una novata inexperta, incapaz de ser una sumisa que logre satisfacerla.—-Luego de terminar de vestirme, le pregunté a mi Mistress si podía pasar. Ella estaba finalizando su propio arreglo. Me presenté ante ella y le pedí permiso para entregarle el tributo.

Siguiendo sus instrucciones, adopté la posición que me había enseñado para hacerle entrega del mismo. A continuación, mi Mistress me permitió asistirla al quitarse sus botas, lo cual me hizo sentir muy feliz. Al retirarle la bota y ver la suela pasar cerca de mi boca, sentí el impulso de querer lamerla. Sin embargo, con mi Marquesa en la habitación contigua y la sesión ya concluida, no me atreví a hacerlo, ni siquiera a pedirle permiso a mi Mistress.

Con el encuentro concluyendo y sintiéndome insatisfecha con mi desempeño como sumisa en la sesión, me propuse enfocarme en mejorar para la próxima y nunca más fallar tan rotundamente en tantos aspectos. Mi Mistress me miró y me dijo que mi tarea para esa noche era usar mi lengua para satisfacer a mi Marquesa. Además, enfatizó que siempre debo priorizar los orgasmos de Ella antes que los míos.

Me retiré de la sesión todavía excitada y con el ánimo de redimirme al menos con mi Marquesa, quien sentía que también había pasado vergüenza ante su amiga Bibianne debido a mi deficiente actuación. Cuando llegó el momento de satisfacer a mi Marquesa, estaba preparada para hacerla vibrar de placer. Noté que ella también estaba más excitada de lo habitual, estaba claro que lo vivido en la sesión también la había encendido. Colocó el micrófono en mi “sissy clit” para estimularme mientras se sentaba en mi cara, y comencé a lamerla. La excitación era inmensa, y la estimulación provocada por las vibraciones de la varita mágica añadía una novedad a esta rutina.

Por momentos, estaba desorientada y no entendía completamente lo que estaba sucediendo, pero continué lamiendo a mi Marquesa, siguiendo el ritmo de las vibraciones y sus movimientos pélvicos. El éxtasis de mi Marquesa se intensificaba progresivamente, sus gemidos aumentaban en intensidad y, ante su creciente excitación, comenzó a apoyarse en el cabezal de la cama para sostenerse. Finalmente, alcanzó un orgasmo tan extremadamente intenso e incontrolado que liberó su «squirt» de manera completamente desinhibida sobre mi boca y cara. Empecé a tragar, sintiéndome como si estuviera bajo una verdadera lluvia dorada.

Esta situación me excitó tanto que, al presionar mi “sissy clit” contra la varita mágica, también comencé a alcanzar el clímax. El orgasmo obtenido fue diferente a cualquier otro anterior, siendo la primera vez que lo experimentaba de esta manera, con mi “micrófono” de Madonna. De esta manera logré redimirme un poco de la sesión, al menos con mi Marquesa. —–Ahora me quedaba reivindicarme ante mi Mistress.

Me propuse cumplir cada una de sus órdenes a partir de ese momento, sin importar lo difíciles o incómodas que resultaran, con el objetivo de impresionarla y lograr que se sintiera orgullosa de tenerme como su sumisa. Sin embargo, este sentimiento no duró mucho tiempo. Al comenzar la semana, la orden de mi Mistress fue clara: debía entrenar mi agujero trasero para llevar un plug durante una hora al día. La instrucción era sencilla y directa. Ya había cumplido órdenes similares en el pasado sin inconvenientes .

¿Qué podría salir mal? Una vez cumplida la tarea, y con el fin de mostrar verdadero compromiso a mi Mistress y demostrar que estaba cumpliendo con la orden, decidí capturar la imagen del plug insertado en mi orificio, y enviársela a mi Mistress pensando que esto la complacería. Sin embargo, contrariamente a mis expectativas, cometí un error grave al no solicitar permiso antes de enviar la foto con contenido explícito. Este acto impulsivo e inconsiderado se convirtió, una vez más, en un reflejo doloroso de mis fallas, sumiéndome en un silencio y reflexión profundos, y dejándome esta vez, sin saber cómo poder remontar la situación.

Pero, sin ánimos de ser fatalista, o para emplear las palabras de mi Mistress, sin fustigarme tanto, empiezo a entender que lo que más busca y disfruta mi Mistress es ver mi evolución y crecimiento personal como sumisa bajo su guía y tutela. Inspirada con este sentimiento es que emprendí la tarea de escribir este relato. Aunque me siento más cómoda en el mundo visual que en el de las palabras, veo esto como una oportunidad para crecer y, a pesar de los desafíos, estoy determinada a aprender de mis errores y a mejorar con cada experiencia.

Mi objetivo ahora es prepararme mejor para las próximas sesiones, buscando estar a la altura de los estándares y expectativas de mi Mistress y de mi Marquesa, así como de los míos propios como sumisa. Este viaje bajo la guía de mi Mistress me está haciendo mucho bien, resultando sumamente enriquecedor tanto para mí como para mi Marquesa, y continúa fortaleciendo nuestro vínculo y crecimiento. Mi emoción y anticipación crecen al pensar como las creativas y divertidas ideas de mi Mistress me desafían y mejoran como sumisa. Cada juego suyo es una aventura, y la expectativa de estas experiencias me llena de excitacion y entusiasmo, ansiosa por ver cómo dará forma a mi camino como su muñeca Sissy.

Con adoración,

Su sumisa Sissy Bloom🌸

4 comentarios en «Bitácora de una Sissy»

  1. ¡Espectacular relato!
    Como alguien a quien no le gusta la humillación, me cuesta entender que sea excitante, pero el cúmulo de sensaciones y los hechos acontecidos durante la sesión invitan sin duda a seguir leyendo. Es una pasada el poder de Mistress Bibianne. Felicito también a tu Marquesa por su coordinación con ella y por su forma de operar contigo.
    Deseo que, en las próximas sesiones, este camino de autodescubrimiento te traiga más sorpresas y aprendizaje.
    Un saludo 🙂

    Responder
  2. Muchas gracias sissy Bloom por tu relato! Realmente muy excitante. Todo un privilegio de tener una Domina Marquesa que cada día suba el nivel con nuevos retos y que te haga sentir incomoda con ellos, es lo que nos hace vibrar a las esclavas. Y muy afortunada de tener la exquisita colaboración de Mistress B que seguro habrá fortalecido vuestro vínculo y enseñado la priorodad máxima a la obediencia incondicional como sumisa. Felicidades!

    Responder

Deja un comentario