Pegging. Siente Mi poder a través del arnés

El pegging es una práctica que se ha popularizado cada vez más entre las parejas en los últimos años. Es una actividad sexual en la que una mujer (activa) penetra analmente a una persona (pasiva) con un arnés consolador. Cuando hablamos de pegging, son las mujeres las que asumen el papel de la penetración, mientras que la persona sumisa espera para recibir el arnés de su Ama . Para muchos sumisos supone la entrega total a sus Dóminas.

La frase de Mi título «Siente Mi poder a través del arnés» se ha convertido en una frase empoderadora y erótica para muchas parejas. Aunque pueda sonar a las dinámicas estereotipadas de juego de roles de penetración, hay mucho más detrás de la frase de lo que parece. Recibir un arnés consolador en el caso del hombre significa tener una actitud abierta hacia todo tipo de acto sexual consensuado. Se trata de abrazar la vulnerabilidad y sentirse más cómodo con un tipo de experiencia íntima completamente diferente.

Sumiso chupando arnés de Mistress B

El pegging se considera a menudo una forma no convencional de tener relaciones sexuales.

Cuando lo realizamos, nos abrimos a un mundo totalmente nuevo de exploración e intimidad en las relaciones. Este acto requiere un nivel de confianza y comunicación entre los dos miembros de la pareja.

Aunque como ya hemos dicho aumenta cada día el número de parejas que lo practican, en este post vamos a abordarlo desde la óptica BDSM, es decir, la práctica sexual entre una Dómina y Su sumiso/a.

Os voy a contar como lo vivo Yo y le he pedido a un sumiso hombre que nos cuente su vivencia, ya que es más habitual que este tipo de práctica sea más demandado por el género masculino.

Visión de la Dómina

La práctica del pegging es, posiblemente la que mayor poder otorga a una Dómina sobre Su sumiso. Sólo si la práctica es consentida, en ocasiones me gusta realizarla cuando incorporo un nuevo ejemplar a Mi harén de sumisos, Me gusta que sepan que son Míos, que Me pertenecen. Una de las maneras de hacérselo sentir es mediante esta práctica BDSM. En Mi caso, esta práctica no es suficiente con que sea consensuada, sino que además debe de llevar una preparación que debe de realizar el sumiso previamente.

Higiene previa

Para la realización del pegging siempre ordeno a Mis sumisos llevar a cabo una serie de actuaciones encaminadas a hacer que sea una práctica agradable para los dos. Por supuesto es fundamental una buena higiene. En primer lugar, hay que llevar a cabo una buena higiene y limpieza de la parte exterior del ano, con agua y jabón.

A continuación, el sumiso deberá de practicarse una lavativa. El método más habitual y conocido es mediante un enema con una pera o globo que encontraremos en el mercado. Llenaremos la pera de agua y la introduciremos suavemente en nuestro ano. Retendremos unos minutos el líquido y luego lo expulsamos. Otros métodos son la manguera de ducha o el irrigador de bolsa. Tenéis toda la información al respecto en muchas entradas y vídeos en internet.

¿Listo para complacerMe?

Llegó el gran momento. Has hecho tus deberes higiénicos y estás desnudo ante tu Ama. Sabes que muy pronto vas a ser suyo. Desnudo y expectante, ves como saca de un arcón un correaje y un arnés de tamaño que a tus ojos es bastante considerable (más adelante en este artículo hablaremos del tamaño).

Tu Ama te llama y te pide que Le ayudes. Para Mí, uno de los mejores momentos. Ordenar a Mi sumiso colocarme el correaje y luego pedirle que coja el pene de silicona y lo coloque en su lugar, resulta muy excitante.

En otras ocasiones, Me gusta tenerte atado de muñecas y pies en el potro, y ponerMe a tu lado para que puedas ver delante de tus narices como Me enfundo el arnés, ver como las correas del strap-on Me hacen un culo aún más divino, y presenciar como enfundo el preservativo en el dildo y así crear la antesala de excitación mediante esa tortura sobre tu deseo, y esa educación como Dómina hacia el sumiso en la espera y paciencia de algo que tanto desea.

Sumiso dominado haciendo felación strapon

Colocar al sumiso a cuatro patas, apoyado sobre alguna superficie, ofrecido ante Mí ya resulta un gran triunfo. Me gusta deleitarMe mirándome al espejo, con el macho ofrecido, en una postura a la que no está acostumbrado, y con un strap-on que me hace verMe muy poderosa. Sentir que las tornas te han cambiado, de lo que tú habitualmente estás acostumbrado, Me hace sentir todo Mi poder dominante femenino sobre tí, el macho domado. Si de manera natural ya Me siento poderosa, el contemplarMe ante el espejo ante tal escena multiplica todavía más Mi poder.

Una vez hecho esto, empezamos con la exploración. Siempre con guantes quirúrgicos y abudante cantidad de lubricante. Primero un dedo, luego dos, tres… Ir viendo como el ano se va dilatando y preparando para Mi strapon resulta de lo más excitante. Además, si el sumiso lleva una jaula de castidad, está despojado de toda masculinidad y listo para aceptar el arnés de su Ama.

Cuando el sumiso está listo y suplicando recibir Mi arnés, me gusta complacerMe en la magnífica visión que se ofrece antes mis ojos, mientras lubrico mi pene de silicona. Dependiendo de tu cavidad anal, será de un tamaño u otro. Para los que se inician, tengo el mini pene, fino y delgado que ofrece una introducción en la práctica. Mientras que los ya iniciados, determino tras el chequeo si caben dos dedos entonces elijo el dildo mediano, si me caben tres dedos y más, elijo el mediano-grande o gordo. Tengo varios de diversos tamaños y grosores, así como diferentes largos, dependiendo de cuánto sea de grande, Mi elección se determina tras el examen previo. ¡Aquí el tamaño sí importa!.

Esos segundos antes de la penetración también Me resultan muy placenteros. Observarte mientras estás inmovilizado preguntándote cuándo recibirás Mi falo. Me coloco detrás de tí, y vuelvo a meterte los dedos enguantados con mucho lubricante, esta vez para prepararte bien el ano y empezar de lleno con la dilatación y lubricación. Acto seguido, meto en tu ano la punta del dildo con el preservativo y muy bien lubricado, hago una ligera presión y… suave suave hacia dentro se desliza a través de tu cavidad anal. ¡Ya está dentro! Ahora eres Mío y lo sabes. Durante unos minutos, vas a recibir mi strapon y a disfrutarlo.

Poco a poco Mi arnés se va abriendo paso a través de tu culo. Primero una parte y luego en su totalidad. Todo esto mientras suelto frases y preguntas que sé que te resultan excitantes como pueden ser humillantes, y es lo que más deseas, que te use y abuse de tí bajo tu consentimiento y en plena consciencia de ello. Te llevo al éxtasis más absoluto, pierdes la noción del tiempo y del espacio, estás en una nube, hay una catarsis dentro de tí.

Visión del sumiso

Mañana es el gran día. He concertado una sesión con Mistress B. De repente recibo un mensaje en mi móvil. Es ella. Me indica lugar y hora a donde acudir. También me envía instrucciones para realizar un lavado anal. Ya me había comentado que dentro de sus prácticas, la higiene es fundamental. Al realizar la práctica del pegging, más todavía. Aplicarme una lavativa no es algo que me emocione, pero sé que si no lo hago, acabará nuestro juego.

Esa noche apenas puedo dormir. Realizar la lavativa me resulta muy humillante. Me doy cuenta de que Ella ya está jugando conmigo. Donde quiera que esté, sabe que me siento humillado y con cierto desagrado. Me levanto por la mañana, y procedo a seguir las instrucciones meticulosamente. Una vez realizada, parto hacia nuestro punto de encuentro.

La previa

Ofrecido para pegging

Llego al lugar donde se producirá nuestro encuentro. Damos comienzo a la sesión, en la que soy sissyficado. Vestido de doncella, con un pequeño delantal que muestra todo mi culo. Me pide que le ayude a ponerse su arnés. El hecho de que me trate como a una doncella, a la que pide que le ayude a colocarse el strapon con el que va a penetrarme me resulta de lo más humillante.

Una vez que lo tiene colocado, se le ve majestuosa. Me ordena que me tumbe boca abajo sobre una especie de potro. Cuando estoy sobre él, me ata inmovilizándome. Ya no tengo escapatoria. Mistress B está detrás mío. No veo lo que está haciendo pero si que oigo ruidos. Mi imaginación se dispara. La excitación y la humillación también.

Parece un ruido de plástico. Creo que se está poniendo unos guantes de médico. Mientras lo hace, dice cosas que me hacen sentir muy humillado. Ella no te insulta. No lo necesita para humillarte. Sabe jugar con tu mente. Otro ruido. ¿ El bote de lubricante? Oigo como se frota las manos, extendiéndolo bien por ellas. No tener visión, solo oído, provoca que mi imaginación se dispare. Pero no durante mucho tiempo

La posesión

Mistress B me pregunta si estoy listo para la exploración. Le digo que sí. Intuyo una sonrisa de satisfacción en su cara mientras noto como un dedo empieza a juguetear con mi orificio trasero. Arriba, abajo, al centro y para dentro. Como hombre heterosexual que soy, no estoy acostumbrado a nada de todo esto. Ni a la posición de ofrecimiento ni a que me metan nada por detrás. He tenido que superar muchos prejuicios hasta llegar a este punto.

Mistress B sigue jugando con un dedo mientras pronuncia frases humillantes y me pregunta cosas que me humillan todavía más. Saca su dedo y parece que vuelve con compañía. Diría que ahora hay dos. Me pregunta si es mi primera vez y le digo que sí. Me dice que no se lo cree porque estoy muy abierta. ¿ Ha dicho abierta? Sigue con su mete saca un buen rato. No sé cuantos dedos me habrá metido al final.

De repente, se ha apartado y me ha dejado ahí, expuesto. Creo que está observándome satisfecha. Oigo como se quita los guantes . Viene hacia mi y me pone su falo delante de mi boca. Coloca un preservativo y me obliga a realizarle una felación mientras me agarra de la cabeza. Dice que despliegue todo el preservativo sobre el arnés. Así se asegura de que tengo una boquita tragona y de mi total docilidad.

Tras esto, se coloca tras de mí y lubrica todavía más el preservativo. Me da una orden tajante para que levante mi culo y de esta manera esté más ofrecido a ella. Dice «presenta», y automáticamente quedo más ofrecido facilitando su labor. Entonces se coloca tras de mí. Ahora pasea su arnés por mi culo y con un suave empujón lo introduce. Dolor, sorpresa y humillación. Mistress B empieza a empujar suavemente. Se nota que sabe lo que hace, y que es una zona delicada. Va entrando en mí poco a poco.

Con cada empujón noto como el strapon de Mistress B entra más y más en mí. Me siento excitado y humillado al mismo tiempo. No sabría decir cuál de las dos cosas más. Ella también parece estar pasándolo en grande. Para mí, como sumiso, este momento es el de la máxima entrega a ella como Dómina. Podría compartir con vosotros otros pensamientos y dudas que me asaltan pero los guardo para mi ámbito privado.

Pegging seguro. Recomendaciones

Sea cual sea la experiencia de ambos miembros de la pareja, el pegging debe practicarse siempre con paciencia y respeto por la comodidad y las limitaciones del otro. Es importante que la mujer utilice mucho lubricante y que vaya despacio. Debe saber cuándo parar si es necesario. El hombre también debe estar preparado para la experiencia y sentirse cómodo mediante una comunicación honesta con su pareja.

El ano es una zona muy sensible y con muchísimas terminaciones nerviosas. Se debe de ir despacio, poco a poco. Hay que trabajar mucho en la previa. Yo lo hago introduciendo dedos y posteriormente dildos, pero también se pueden introducir plugs de distinto tamaño en los días previos para que se vaya acostumbrando.

Si hablamos de una pareja BDSM dentro del FEMDOM, el sumiso tiene que saber que muy posiblemente va a tener que realizar esta práctica, siempre que la Dómina lo desee y haya consenso. Si pone reticencias, y si no es un límite infranqueable, es labor de la Dómina ir venciéndolas mediante el diálogo, para conseguir finalmente doblegarlo y avanzar en su educación.

Además, es importante tener en cuenta que en la próstata hay miles de terminaciones nerviosas que pueden provocar una sensación muy agradable cuando se estimulan. Y los orgasmos que genera pueden durar más, ser más intensos y sentirse en todo el cuerpo

2 comentarios en «Pegging. Siente Mi poder a través del arnés»

  1. Muy real la descripción de las sensaciones de ambas! Creo además que es una practica complementaria a la feminización como culminación a un proceso de inmersión a la psicología femenina, descubrir una forma alternativa de sentir placer y si cabe humillación en función de cada una. En el fondo experimentar las sensaciones que se podrían sentir en una sesión lezdom. Entregando el control total a la AMA, ayudando a colocar el arnés, facilitando la inmovilización, realizando felación, etc y lo más importante, en verla gozar de su supremacía.

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    • Gracias por expresar tu punto vista.
      Discrepo que sea una supuesta inmersión en la psicología femenina ni intentar hacer sentir al sumiso lo que una mujer sentiría. Creo que hay mucho estigma e imaginario del porno mainstream para desgracia de la sociedad. Me extendería mucho y no quiero en los comentarios, prefiero ser breve. Lo que SÍ es para Mí la práctica de la feminización ligada al pegging, es la exploración de nuevas formas no convencionales de placer, y, para conectar a ese sumiso que gusta de la feminización, con su energía femenina, que los hombres también tenéis, y de esa forma lograr un equilibrio en su Yo interno.

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