La exploración de la feminización y la sissyficación en el ámbito de las relaciones BDSM ha despertado tradicionalmente un gran interés . Estas prácticas eróticas y de dominación desafían las normas de género convencionales y permiten a las personas experimentar nuevas formas de expresión sexual y poder. En este artículo, vamos a ver la feminización y la sissyficación tanto desde Mi punto de vista como Élite Dominatrix como desde el de la persona feminizada, para entender mejor las motivaciones, las dinámicas y los efectos de estas
Mi perspectiva como Dominatrix
La Dominatrix, como figura dominante en la relación BDSM, desempeña un papel fundamental en la feminización y la sissyficación. Para Mi, estas prácticas son una de las mejores oportunidades de ejercer control y poder sobre ti, como Mi sumiso. La feminización implica transformar a una persona en un estereotipo de género femenino,
mientras que la sissyficación se enfoca específicamente en la feminización de hombres, a menudo enfatizando la humillación y la subversión de la masculinidad tradicional.
Desde Mi perspectiva tanto la feminización como la sissyficación son formas de desafiar las normas de género y explorar la sexualidad de manera creativa. Estas prácticas pueden ayudar a los sumisos a cuestionar y reconstruir su identidad de género, así como a experimentar sensaciones y emociones que de otra manera no podrían experimentar. La dominatrix juega un papel esencial al proporcionar un espacio seguro para que los sumisos exploren su feminidad y se sometan a su voluntad.
Dentro del grupo de hombres a los que les gusta feminizarse podemos distinguir entre los crossdresser, aquellos hombres a los que les gusta el transformismo (travestis en el argot popular) y los que les gusta la feminización forzada. Los crossdresser no viven la feminización como algo humillante, sino como algo natural. A muchos de ellos les encanta ser feminizados y disfrutan poderosamente con esta práctica.
Por otro lado, para los segundos el disfrute viene desde un fuerte componente de humillación , de aumentar sus límites y dejar salir al yo que tienen oculto. Se sienten avergonzados y en su mente se liberan todo tipo de pensamientos sobre lo que podría hacer su Ama si así lo desea. Para evitar la excitación del sumiso , se le puede colocar una jaula de castidad. Con esto conseguiremos que recuerden quién tiene el poder, además de liberar toda una serie de pensamientos y sensaciones dentro de ellos.
Como Dominante, una de mis tareas es agrandar los límites de mis sumisos. Para muchos de ellos, la feminización forzada resulta ser una barrera infranqueable. Aquellos que no tienen esta barrera, son los sumisos que más me gustan. Una vez que el sumiso se pone en tus manos, olvidándose de todo lo aprendido sobre su sexo, es cuando Yo decido que tipo de fémina va a ser. Por supuesto va a ser servicial conmigo como Ama, pero Yo decidiré si será una mujer glamurosa, o una zorrita lista para complacerme.
Aunque no siempre es así, para muchos sumisos la sodomización forma parte del proceso de feminización, si bien es cierto que también los hay dispuestos solo a una u a otra. En cualquier caso, ambas prácticas conllevan una importante carga de humillación para el hombre heterosexual.
Toda esta labor no debe de hacerse con prisas, sino poco a poco. Siempre cuidando de la persona sumisa, a la que después de la sesión deberemos de mimar con un buen aftercare, pero antes de la misma, deberemos de indagar sobre sus gustos, su pasado, experiencia…
La perspectiva de la persona feminizada
Para la persona que se somete a la feminización y la sissyficación, esta experiencia puede resultar profundamente liberadora y emocionalmente significativa. Al asumir una identidad de género femenina o sissy, pueden explorar aspectos de sí mismos que han sido reprimidos o ignorados en su vida cotidiana. La feminización les permite conectarse con su sensualidad, su vulnerabilidad y su poder de una manera única.
La feminización y la sissyficación son un proceso íntimo y transformador para la persona que se somete a ellas. Experimentan una amplia gama de emociones, desde la excitación hasta la vergüenza, la liberación y la aceptación. Al desafiar las expectativas tradicionales de género, descubren nuevas dimensiones de su sexualidad y desarrollar una mayor conciencia de sí mismos y de sus deseos.
Es importante destacar que tanto la dominatrix como la persona feminizada deben establecer límites claros y comunicarse de manera abierta y honesta. El consentimiento, la seguridad emocional y el respeto mutuo son fundamentales en todas las prácticas BDSM, incluida la feminización y la sissyficación. Ambas partes deben tener una comprensión clara de los deseos, límites y expectativas de cada uno, y trabajar juntas para crear una experiencia.
En todo momento me ha hecho sentir muy cómodo, me ha permitido fluir. Tiene una gran empatía y sabe leer las necesidades del sumiso para que se sienta cómodo pero a su vez tenso bajo su poder. Es dominante, transmite poder y se percibe. Es muy inteligente y creativa, sabe conducir la sesión según lo que fluya de una forma muy elegante. Me sentí muy cómodo en todo momento, y sentí que fluía ese vínculo Dominante-sumiso. Me resultó muy fácil abrir «mis puertas» sumisas hacia usted, y considero que fue una primera sesión excelente.
Sissy Nancy
Sensacional articulo sobre la feminización y sisificación Mistress B, Supongo que entre l@s que no gusta la feminización existe un límite más o menos alto donde empieza la humillación excitante como sumis@. Ya de por si es fascinante, experimentar el contacto de una licra sobre la piel o el roce de la falda sobre esta licra, la delicadeza de las prendas íntimas ajustadas y un largo etc. Experiencias que la mayoría de los hombres no habran podido experimentar. Si ademas le sumamos el componente de humillación, llevado a cabo por una Ama experimentada que nos acompaña el extasis es total, sacando una parte de nuestra personalidad mas sensible, creativa y comunicativa.
Agradecida por tu comentario y que te haya llegado a tocar la fibra.